Año 1989, San José. Conversando con el Dr. Óscar Arias Sánchez, ex presidente de la República de Costa Rica (1986-1990) y Premio Nobel de la Paz en 1987.

1. Algunas características del sector turístico en relación con la economía

Las actividades que en la actualidad integran el turismo han sido tratadas como un sector especial de la economía de los países solo desde inicios de los años setenta con la creación, dentro del marco de las Naciones Unidas, de la Organización Mundial de Turismo (OMT). Algunos años antes, en 1963, se había dado un paso previo importante al aprobarse y recomendarse un sistema internacional de estadísticas y cuentas nacionales uniformes y comparables, para medir y evaluar el comportamiento del turismo. (1. Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Viajes y el Turismo Internacional. Roma, 1963.

Sin embargo, debe reconocerse que este sistema estadístico tiene limitaciones, ya que se origina en los datos migratorios, que confunden los viajes por motivos turísticos con los de otros viajeros no turistas, lo que se presta para problemas de interpretación, sobre todo en las épocas de crisis. La solución la tiene el llamado sistema de cuentas satélites del turismo, al que lamentablemente Costa Rica todavía no se ha adherido. Por ello, para efectos de estudio se considera un sector relativamente nuevo, aunque algunas de sus actividades, como la hotelería y la gastronomía, son considerablemente más antiguas.

Los economistas y expertos en temas sociales señalan, entre las características más notables del turismo, el que se trata de un sector que en el largo plazo tiene un comportamiento de crecimiento constante, sustentado por el crecimiento demográfico, el aumento de los ingresos de las personas y el desarrollo de los transportes y la tecnología; así, por ejemplo, al crearse la OMT en el año 1970, los turistas internacionales entre todos los países del mundo sumaban 166,8 millones; en 1990 habían llegado a 459,7 millones y en el año 2013 llegaron a 1087 millones. Por otra parte, el gasto turístico en los países visitados por turistas internacionales aumentó también en una muy elevada proporción; así, en el año 1990, el gasto turístico internacional era de 261818 millones de dólares, mientras que en el año 2013 subió a 1198 billones de dólares, lo que significa que se cuadruplicó en tan solo 23 años. (2. Barómetro Mundial del Turismo. OMT, 2013.)

Sin embargo, en la otra cara de la moneda, es un sector extremadamente sensible a los cambios en los entornos económicos, naturales o sociopolíticos. Al graficar comparativamente estas dos características, se puede apreciar entonces que, desde los años setenta hasta el presente, el turismo es el sector de la economía que en mayor medida se ha desarrollado en el mundo. No obstante, al mismo tiempo, es uno de los que presenta más altibajos globalmente, o por regiones, cada vez que un fenómeno como una crisis económica, alguna catástrofe telúrica o algún conflicto bélico se presenta.

Esta sensibilidad tiene dos fases. En el momento en que se produce el fenómeno, el impacto negativo es muy rápido y afecta la demanda turística de manera inmediata, pero una vez que la crisis o conflicto es superado, es uno de los sectores que también se recupera con mayor rapidez.

La comprobación histórica es muy evidente. A vía de ejemplos recientes, la crisis de la “burbuja inmobiliaria” del 2008 tuvo un efecto muy grave en destinos turísticos como nuestro país, donde sufrimos una disminución del turismo internacional, tanto en cantidad de turistas internacionales que recibíamos, (3. Crisis de la “burbuja inmobiliaria”: llegadas de turistas extranjeros a Costa Rica: año 2008: 2 089 174; año 2009: 1 922 579; año 2010: 2 099 828; año 2011: 2 192 059; año 2012: 2 343 213; año 2013: 2 427 941. Fuente: Anuario Estadístico del ICT.) como en los días de estadía y en el gasto promedio diario per cápita. Esta crisis nos provocó una disminución en el ingreso de divisas por cuatro años, del 2009 al 2012, y el cierre de Pymes hoteleras que no pudieron seguir operando ni cumplir sus compromisos con los bancos acreedores. Sin embargo, en el año 2013, las cifras de ingreso de divisas demostraron que el sector ya había superado las cifras del 2008. (4. Crisis de la burbuja inmobiliaria: gasto de los turistas extranjeros en Costa Rica. En US$ millones. año 2008: 2.174.1; año 2009: 1.195.8; año 2010: 1.857.6; año 2011: 1.985.4; año 2012: 2.088…0; Año 2013: 2.253.0. Fuente: Anuario Estadístico del ICT.)

Las catástrofes naturales tienen también un impacto similar. Un ejemplo muy doloroso se dio hace 10 años con motivo del gran tsunami asiático, derivado de un terremoto submarino en el sudeste asiático, que arrasó con poblaciones costeras donde se localizaba una industria turística muy importante. En este caso, la destrucción física de la infraestructura hizo que la recuperación fuera más lenta, pero los mercados que visitaban esa zona, especialmente el europeo, desarrollaron una gran campaña de solidaridad que aceleró el proceso de reconstrucción y puesta en marcha nuevamente de esa industria turística, por el especial afecto y cercana relación que había con estos destinos turísticos tan populares.

Sin embargo, son los conflictos bélicos los que más daño ocasionan. Estos conflictos no solo ahuyentan la demanda turística, debido al gran temor que provocan, sino que también son capaces de atrasar el desarrollo turístico de un determinado país por muchos años, pues se empobrece su población y se destruyen casi por completo sus infraestructuras y atractivos turísticos. Además, generan odiosidades que hacen más difíciles y lentos los procesos de normalización y recuperación de la paz.

En lo personal, cada vez que visito el hermano país de Colombia me duele apreciar que, teniendo atractivos turísticos tan extraordinarios, tenga una visitación turística internacional tan escasa, debido a su larga historia de conflictos. Hace algunos años, visité la imponente Catedral de Sal de Zipaquirá, situada a pocos kilómetros de Bogotá, acompañando a nuestra entonces viceministra de Transportes, Viviana Martín, y no podíamos creer que éramos los únicos visitantes extranjeros de esa majestuosa joya de la naturaleza y del esfuerzo humano.

De este modo, podemos concluir que los fenómenos más dañinos para el sector turístico son los conflictos bélicos. El turismo no es solo tan antagónico como la guerra con la paz, sino que es por sí mismo una industria de paz, pues ayuda a generar intercambios entre los pueblos del mundo, construye amistades y entendimiento y además contribuye a relacionarnos más cercanamente entre las diferentes culturas. Por eso, cuando en el año 1970 se creó la Organización Mundial de Turismo (OMT), su primer lema fue precisamente “Turismo, Pasaporte para la Paz”.

2. Desarrollo turístico regional antes de los conflictos bélicos centroamericanos

El desarrollo de este sector en la región centroamericana era muy incipiente. En las décadas anteriores a los años setenta, la región estaba estigmatizada por la imagen de “repúblicas bananeras”, lo que se asociaba con hechos tales como dictaduras oprobiosas, golpes de Estado, desorden y abuso sobre las poblaciones aborígenes y afrocaribeñas, así como escaso desarrollo social e institucional.Aunque en esta región Costa Rica era un oasis de paz y democracia, carecía de imagen propia como país, lo que invisibilizaba sus virtudes y diferencias. En las encuestas de branding en los Estados Unidos de mediados de los años setenta, los agentes de viajes entrevistados decían no conocer Costa Rica, y los pocos que decían conocerla en realidad la estaban confundiendo con Puerto Rico. Este desconocimiento se daba en todos los niveles, incluso en niveles de personas supuestamente cultas; una anécdota de fines de esa década,  atribuyó a un senador norteamericano que visitó el país el hecho de que, al momento de despedirse del presidente don Rodrigo Carazo, le dijera algo así como: “Muchas gracias señor Presidente. Lo felicito, su isla es muy hermosa”.

Como consecuencia de este contexto y de la invisibilización que nos afectaba, los esfuerzos de las instituciones y empresas turísticas de la época por atraer más visitantes no tenían éxito y el turismo carecía de importancia dentro de las políticas gubernamentales.

Esta situación empezó a cambiar a inicios de los años setenta, debido a que la Comisión Económica para América Latina, la CEPAL, hizo un estudio sobre perspectivas de desarrollo para Centroamérica y, entre las alternativas de diversificación económica, incluyó el sector turístico. De ahí se derivó la elaboración de un primer Plan de Desarrollo Turístico Regional, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), cuya elaboración se encargó a una consultora española del Grupo TECNIBERIA.

Este estudio propuso una estrategia de polos de desarrollo turístico diferenciados en cada país centroamericano: para Guatemala, propiciaba un desarrollo basado en el turismo cultural; para Honduras, uno de actividades de turismo acuático en las playas de Tela e Islas de la Bahía; para el Salvador, se recomendaba el turismo de deportes marinos; para Nicaragua, el de las isletas del lago de Nicaragua y la isla del Maíz en el Caribe; para Costa Rica, el turismo de sol y playa en las costas de Guanacaste con un polo integralmente planificado en bahía Culebra, hoy conocido como el golfo de Papagayo; y, para Panamá, el turismo de negocios y grandes congresos o reuniones internacionales. También se incluía la creación de un hotel-escuela para la capacitación de los recursos humanos necesarios.

En nuestro país, el Gobierno de don Daniel Oduber Quirós asumió el compromiso de implementar el Plan, tomando las primeras decisiones importantes. Fue así como se construyó el aeropuerto de Liberia y se dictó la primera ley para dar inicio al Proyecto del Golfo de Papagayo. El Banco Central contrató un préstamo internacional para financiar la construcción de nuevos hoteles. De previo, se dotó al ICT de una Unidad de Planificación Turística, para que articulara, con la Oficina de Planificación Nacional de la Presidencia de la República, oficina que en ese entonces era dirigida por el Dr. Óscar Arias Sánchez, los planes de desarrollo turístico tomando en cuenta la planificación estratégica del país. El autor de estas líneas fue contratado en 1974 para elaborar el estudio del Proyecto del Hotel-Escuela Centroamericano, a cuya sede aspiraba Costa Rica, pero que, al no haber consenso en ello por parte de los otros países, se convirtió en un proyecto solo para nuestro país; gracias a esta experiencia, tuve mis primeros contactos con el Dr. Arias Sánchez, entonces joven ministro de Planificación. Durante ese mismo Gobierno, se dieron otros pasos que podemos considerar semilla del notable desarrollo turístico que experimentó el país en las décadas siguientes, como por ejemplo la creación del Servicio de Parques Nacionales.

Fue así como se dio por vez primera un proceso de desarrollo turístico inducido, o planificado, con inversiones público-privadas de importancia que permitieron un crecimiento y modernización de la oferta hotelera del país. El Proyecto del Hotel-Escuela se transformó en la creación de un Programa de Capacitación en Hotelería y Turismo a cargo del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), entonces dirigido por don Danilo Jiménez Veiga, y con el respaldo financiero del ICT, que aportó los recursos para las primeras sedes.

Este Programa se convirtió, durante la primera Administración del presidente Óscar Arias, en el Centro Nacional de Formación Profesional en Hotelería y Turismo (CENFHOTUR), del INA. Fue el antecedente de la benemérita labor realizada por esta institución en la capacitación de decenas de miles de costarricenses en las diferentes profesiones y especialidades turísticas.

En los años 1974 y 1975, los dos más cercanos a la agudización de los conflictos centroamericanos, Costa Rica alcanzó a recibir, respectivamente, 281 543 y 299 037 turistas internacionales. La mayor parte procedía de Centroamérica; menos de un tercio, de los Estados Unidos; mientras que de Canadá y Europa la proporción era insignificante.

3. Efecto de los conflictos centroamericanos en el sector turístico de Costa Rica

Lamentablemente, a los pocos años surgieron o se reactivaron los conflictos bélicos en varios países centroamericanos, sumiendo a la región en un caos de proporciones catastróficas y dejando a esta incipiente iniciativa de desarrollo turístico en la ruina.

En nuestro país, en los primeros años de la década de los setenta, se había generado un fuerte impulso a la inversión hotelera, con financiamiento de origen internacional, tanto en la región metropolitana como en las zonas costeras del Pacífico medio, en Guanacaste y en algunos puntos de la Carretera Interamericana. La demanda internacional venía respondiendo positivamente a ese impulso en la oferta: de 154867 turistas extranjeros que se recibieron en el año 1970, se había llegado a 299037 en 1976.

Esta intensificación de la conflictividad se dio desde mediados de esa década en los países vecinos. Hubo también algunos hechos de gran impacto, que como noticias “dieron la vuelta al mundo”, acentuando la imagen de peligrosidad y de “repúblicas bananeras” que existía desde antes. A ello, se agregó que, al concluir la guerra de Vietnam en 1975, la atención de las dos grandes potencias enfrentadas en la Guerra Fría se concentró en los países centroamericanos.

Entre los hechos, los de más impacto negativo fueron, a juicio mío, los siguientes: en Guatemala, el exterminio de poblaciones indígenas y la matanza de la Embajada de España el 31 de enero de 1980; en Honduras, los abusos de las dictaduras de López Arellano y de Melgar hasta 1978; en Nicaragua el asesinato del periodista Pedro Joaquín Chamorro el 10 de enero de 1978, la caída de Somoza al año siguiente y la posterior guerra entre sandinistas y contras por varios años más; en El Salvador, el asesinato del joven y talentoso ministro de Turismo Roberto Poma en el año 1977, a quien habíamos conocido dos meses antes durante una visita que hizo a Costa Rica, y el brutal asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980; en Panamá, la dictadura de Noriega, entre 1983 y 1989, así como el asesinato del apreciado opositor, el Dr. Hugo Spadafora, por las fuerzas norieguistas en la frontera con Costa Rica, lo mismo que los efectos que esta inestabilidad trajo con la posterior invasión norteamericana para deponer a Noriega en 1989.

Aunque Costa Rica se mantenía en paz, todos estos conflictos tenían un impacto muy fuerte, ya que internacionalmente la región centroamericana se veía como una unidad, y nuestro país carecía de imagen propia. Ahondaba el problema el hecho de que muchos de los “corresponsales de guerra” que trabajaban cubriendo las noticias de los enfrentamientos tenían sus sedes en el país, por lo que sus despachos informativos se originaban en San José, aunque los hechos relatados ocurrían en otros países.

Los hoteles empezaron a vaciarse desde el año 1976, por lo que sus propietarios dejaron de pagar sus préstamos al sistema bancario o los entregaron a los bancos acreedores, cerrando operaciones y dejando varios proyectos abandonados o a medio construir.

Curiosamente, en los primeros años, de 1976 a 1982, las estadísticas del ICT no reflejaban fielmente la profundidad de la crisis. Solo entre 1983 y 1987 las estadísticas mostraron una caída notoria de la demanda, pero aún así los empresarios no las compartían, porque a su juicio la realidad era completamente distinta y mucho peor.

La razón de este comportamiento anómalo de las estadísticas era que, además del efecto cuantitativo, hubo un efecto cualitativo mayor, que alteró completamente los datos. La explicación de este efecto cualitativo es que empezaron a llegar a Costa Rica millares de ciudadanos y familias provenientes de Centroamérica que buscaban un refugio de paz y seguro; a ello, se sumaban miles de sudamericanos que venían a nuestro país huyendo de las dictaduras del Cono Sur del continente; todas estas personas ingresaban como turistas, y los familiares que venían a visitarlos también lo hacían con ese mismo estatus migratorio. Por otra parte, la Guerra Fría hizo que se asentaran en Costa Rica una gran cantidad de agentes de entidades del Gobierno de los Estados Unidos, como la AID, la CIA, la DEA y los Cuerpos de Paz, que realizaban su trabajo en toda Centroamérica, pero cuyo domicilio personal estaba en nuestro país, los que también ingresaban al país con un estatus de turistas. Toda esta población “flotante” ingresaba y salía frecuentemente como turista, pero no utilizaba hoteles ni servicios turísticos, ya que tenían sus propias viviendas familiares. Lo mismo ocurría con los centenares de periodistas de las grandes cadenas y medios de comunicación de los Estados Unidos y Europa que cubrían las noticias en toda Centroamérica, pero que tenían su vivienda permanente en Costa Rica; cada uno de estos periodistas salía y regresaba al país una vez por semana o quincenalmente, y cada vez que lo hacían eran contabilizados por el ICT y Migración como nuevos turistas. De este modo, se daba un gran contrasentido, que desataba polémicas entre empresarios hoteleros y funcionarios del ICT, ya que mientras los hoteles estaban completamente vacíos, las estadísticas migratorias del ICT mostraban abultadas cifras de supuestos turistas. El cuadro 2 refleja este comportamiento tan anómalo de las estadísticas.

La crisis hotelera fue tan grande que obligó al Gobierno y al Sistema Bancario Nacional a crear una comisión de salvamento y crédito hotelero, integrada por representantes de todos los bancos comerciales estatales, el Banco Central y el ICT. Esta comisión, en la que me fue asignada la responsabilidad de coordinarla, trabajó durante las administraciones de los presidentes Carazo y Monge. La comisión se abocó a buscar soluciones, algunas de carácter típicamente bancario, como readecuaciones, intervenciones, apropiación por deudas, así como búsqueda y financiamiento de nuevos propietarios. Otras soluciones fueron muy sui generis o extraordinarias, como destinar esos hoteles a otros fines: así, varios hoteles nuevos se convirtieron en oficinas públicas o sedes de ministerios del Poder Ejecutivo, como el IMAS o el Ministerio de Ambiente; otros se convirtieron en sedes de instituciones educativas como el INCAE en Alajuela, el Colegio Universitario de Puntarenas y el Centro de Capacitación Cooperativa en Pérez Zeledón; algunos otros se destinaron a actividades totalmente diferentes, como es el caso del edificio de un conocido canal de TV o las oficinas de la Asamblea Legislativa, instaladas en un edificio que antes fuera un apartotel. Otros hoteles simplemente dejaron de operar o quedaron en poder de los bancos a la espera de que “se aclararan los nublados del día”. Algunos pudieron renegociar sus deudas y mantenerse funcionando en condiciones económicamente precarias.

Sin embargo, es muy importante destacar que la mayor parte de los empresarios y profesionales del turismo de Costa Rica nunca perdieron la fe en la creencia de que la crisis, aunque tan prolongada, era coyuntural, y en que en algún momento las condiciones iban a cambiar, por lo que no dejaron de luchar por sacar sus negocios adelante y prepararse para el momento en que la normalidad retornara. Ejemplo de ello fue la creación de EXPOTUR en el año 1985, que fue la primera Bolsa Internacional de Turismo hecha por un país en Latinoamérica como un medio de interesar a los mayoristas de viajes en el destino de Costa Rica. Ese mismo año, luego de un intenso lobby hecho por CANATUR y las demás cámaras y asociaciones sectoriales, se logró la aprobación de la Ley 6990, la Ley de Incentivos al Desarrollo Turístico. Los programas de capacitación del INA y de las universidades se mantuvieron, a pesar de que había pesimismo en algunos medios sobre la viabilidad del turismo.

4. Política de turismo del Gobierno del Dr. Óscar Arias Sánchez

Al inicio de su gestión como presidente de la República, el Dr. Óscar Arias Sánchez visualizó la necesidad de efectuar una profunda reestructuración del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), respecto del cual CANATUR y el empresariado turístico del país tenían fuertes cuestionamientos, tanto sobre su labor de promoción y desarrollo, como de su capacidad para enfrentar la crisis. Para resolver esta situación, decidió intervenir dicha institución, designando ministro interventor a don Luis Diego Escalante, como recargo de sus funciones de ministro de Comercio Exterior. Para elaborar el proyecto de la reorganización, el ministro designó también a una comisión de asesores, integrada por empresarios y funcionarios públicos de prestigio. Esta comisión trabajó intensamente durante varios meses y su labor concluyó con una propuesta de reorganización orientada a hacer del ICT una institución moderna, pequeña y eficiente. Una vez cumplido el período de la intervención, el presidente Arias designó como nuevo presidente ejecutivo del ICT a don Mario Quirós Lara, a quien le tocó la responsabilidad de implementar la reestructuración. Don Mario renunció a la presidencia del ICT luego de un año, a inicios de 1989, para asumir la Presidencia Ejecutiva de LACSA, siendo sustituido por don Manuel Gutiérrez Rojas, quien culminó la reestructuración.

En relación con el mercado internacional del país, el ministro Escalante y luego don Mario Quirós aplicaron una estrategia de posicionamiento del país como un destino de turismo de naturaleza, aprobando una propuesta hecha al ministro por la Asociación Costarricense de Profesionales en Turismo. En la Bolsa Internacional de Turismo (ITB) de Berlín, en 1987, se aplicó por primera vez esta estrategia con un estand completamente “verde” y un enfoque ecológico que llamó fuertemente la atención de los mayoristas del mercado europeo.

Otro aspecto importante fue el de promover un fuerte programa para captar inversiones extranjeras en el sector turístico que complementaran y ampliaran la capacidad del empresariado local en esta materia, aprovechando la legislación de incentivos vigentes. Para ello, se estableció un convenio entre el ICT y CINDE, por medio del cual se creó, en CINDE, una unidad especializada en Promoción de Inversiones en Turismo y se abrió una licitación internacional para recibir ofertas de proyectos en el golfo de Papagayo.

En el plano de la formación técnica de recursos humanos para el sector turístico se construyó, con recursos del ICT y del INA, el edificio para el Centro de Formación Profesional en Hotelería y Turismo del INA, conocido actualmente como el CENETUR, con una excelente infraestructura diseñada tecnológicamente, que se ubica en el Barrio González Lahman, de San José, y cuya primera directora fue la distinguida profesional en Turismo Silvia Carboni Aguiluz.

5. Efectos del otorgamiento del Premio Nobel de la Paz en el sector turístico

El anuncio del otorgamiento del Premio Nobel de la Paz a don Óscar Arias provocó una explosión de alegría en Costa Rica, en todos los niveles sociales y rincones del país. Se trataba del mayor honor recibido por un ciudadano costarricense en la historia.

Sin embargo, para el sector turístico fue mucho más que un motivo de júbilo: se trataba de la oportunidad que el sector llevaba esperando para generar un cambio estratégico en la situación de recesión que había sufrido por largos 12 años. La imagen de país “invisibilizado”, confundido con los conflictos centroamericanos, y el estigma de “república bananera”, que había frenado el desarrollo turístico, se derrumbaba ante el hecho de que nuestro presidente de la República se había hecho merecedor de un Premio Nobel de la Paz.

Aunque los conflictos en los países vecinos continuaron por bastante tiempo más, el interés que este Premio generó en los medios de comunicación de todo el mundo, en especial de los Estados Unidos y Europa, permitió que los valores propios de nuestro país se divulgaran. Su vocación histórica por la Democracia y la Paz, su ejemplar civilidad, la abolición del ejército, la apuesta por la educación y la seguridad social, así como el amor a la naturaleza por parte de su pueblo, fueron hechos que empezaron a darse a conocer ampliamente. De manera simultánea, una gran cantidad de universidades prestigiosas de todo el mundo empezaron a invitar a don Óscar Arias para conferirle sus doctorados honoris causa, lo que se convirtió en una forma muy efectiva de dar a conocer a Costa Rica en auditorios de personas muy influyentes en el mundo académico y político internacional.

La notable capacidad mercadológica de los empresarios y profesionales del Turismo ticos tenía en sus manos la oportunidad de oro que necesitaban. El sector turístico reaccionó de inmediato y a los pocos días utilizó el Premio Nobel del presidente de la República en todas las ferias y eventos promocionales en Canadá, los Estados Unidos y Europa, así como en el material que se distribuía. Era la primera carta de presentación de Costa Rica. Podemos afirmar, sin ninguna duda, que en esta materia el sector turístico fue el que más rápidamente captó y supo explotar inteligentemente el significado de este logro del presidente de la República. Como hecho anecdótico muy simpático, recuerdo que las empresas turoperadoras receptivas incorporaron, al City Tour de San José, el pasar y estacionarse frente a la residencia familiar del presidente, momento en que los guías de turismo daban una amplia explicación sobre los valores cívicos de Costa Rica y la importancia del Premio Nobel. Los turistas provenientes de Norteamérica y Europa quedaban muy impresionados por ello y comentaban con admiración la sencillez de la casa, en comparación con los palacios que estaban acostumbrados a ver en otros países, incluidos los de sus propios gobernantes. Creo que al comienzo don Óscar se sentía incómodo al ser tratado como un “atractivo” o “icono turístico”, pero con el tiempo, mucha paciencia y humor, se fue acostumbrando.

5.1 Efecto en la demanda turística

Las cifras de las estadísticas empezaron a cambiar. Al concluir 1987 se dio, por primera vez en cinco años, un incremento en la llegada de turistas al país: de 260840 en el año anterior, se subió a 277861. Al terminar don Óscar Arias su mandato presidencial en 1990, ya se había llegado a 435037, lo que para todos los analistas del turismo en esos años era considerado como el más impresionante boom turístico en las Américas. En ese periodo hubo mercados que en cuatro años duplicaron su tamaño, como el europeo que, de 29026 turistas en 1986 pasó a 57177 en 1990; el mercado de América del Norte también se duplicó, pasando de 93105 turistas a 191284; el crecimiento más notable lo protagonizaron los canadienses, quienes multiplicaron por seis veces sus llegadas al país, pasando de 5551 turistas en 1987 a 30892 en 1990. En el cuadro 3, se presentan las estadísticas de esos años:

5.2 Efecto de incremento en el ingreso de divisas

En el plano económico, el impacto fue igualmente impresionante. En cuatro años se duplicó el ingreso de divisas por turismo. De US$133,6 millones en 1986 se llegó a US$275,0 millones en 1990. Los porcentajes de crecimiento del gasto turístico en el país llegaron a niveles insólitos, no solo para Costa Rica, sino también en comparación con los que se daban a escala mundial: un 20,8 % en 1988, un 25,4 % en 1989 y un 33,1 % en 1990. De esa época es una frase, que lamentablemente no tengo recopiladatextualmente, del destacado economista uruguayo Dr. Enrique Iglesias, exdirector general de la CEPAL y expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo, quien en un importante foro internacional manifestó su asombro por los resultados que estaba mostrando nuestro país en materia de desarrollo turístico en aquellos años. El cuadro 4 da cuenta de este espectacular crecimiento, que marca el inicio del boom turístico de Costa Rica.

5.3 Efectos en la imagen del país y en el perfil de los turistas

Simultáneamente empezó a darse un cambio en el perfil del turismo internacional que llegaba a nuestro país. Hasta mediados de los años setenta, el escaso turismo que llegaba era de paquetes de circuito centroamericano, que consistían en viajes de un total de unos 10 días por toda la región centroamericana, repartidos en lapsos de dos o tres días en cada uno de los países. Luego, en los años de 1976 a 1986, el turismo propiamente tal desapareció y fue sustituido en las estadísticas por un tráfico internacional de personas motivado más por causas atribuidas a los conflictos bélicos y a la Guerra Fría. Este cambio, desde 1987, consistió en el surgimiento de un turismo que venía a Costa Rica como destino único, es decir, que solo venía a nuestro país, sobre todo desde los EE.UU., Canadá y Europa.

A partir de 1987 también empezó a llegar un tipo de turismo diferente, un turismo motivado por los atractivos naturales del país y por la confianza de saber que era un destino pacífico y democrático, con un promedio general de estadía de más de 10 días, y de hasta 20 días en algunos segmentos más especializados, como el ecoturismo.

El prestigio del país creció notablemente en círculos ambientalistas, académicos y de turismo naturalista. El año 1989 fui testigo de una de las muchas manifestaciones de este prestigio, ocurrida en Suecia con motivo de su más importante feria turística internacional, a la que asistí acompañando al presidente ejecutivo del ICT, don Manuel Gutiérrez Rojas. En esa ocasión, Costa Rica fue el dedicado de los seminarios técnicos de la feria y se lo hizo coincidir con la ceremonia de culminación de una campaña nacional en todas las escuelas de Suecia, para recaudar fondos con el fin de ayudar a la conservación de los bosques lluviosos de nuestro país. Fue un acto muy emocionante.

Otro hecho anecdótico en el que participé y que también refleja este prestigio alcanzado por Costa Rica, ocurrió en el año 1996, cuando el Gobierno del Perú y la Unión Latina organizaron un seminario sobre Centroamérica, Paz, Democracia y Desarrollo, en la Academia Diplomática del Perú. Este seminario estaba motivado en el interés de ese país por conocer los alcances y resultados del Plan de Paz centroamericano, esto debido al fuerte conflicto interno en el país sudamericano entre el movimiento insurgente Sendero Luminoso y aquel Gobierno. Por Costa Rica, el expositor era el director de Política Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores, don Luis Guillermo Solís, quien se iba a referir al aporte de Costa Rica y de su expresidente a la paz alcanzada en esta región, pero no pudo llegar, razón por el cual la Cancillería me honró designándome para que lo sustituyera. (5. Carlos Lizama Hernández. Conferencia en seminario Centroamérica, Paz, Democracia y Desarrollo. Lima, Perú, Unión Latina, 1996.)

De esa manera, con el Premio Nobel se inició un círculo virtuoso de crecimiento no solo en cantidad de turistas y divisas, sino también en prestigio como destino turístico diferente, innovador por su enfoque naturalista y protector del medioambiente. En el mundo de la industria o sector turístico internacional, dejamos definitivamente de ser desconocidos: los valores históricos de Costa Rica como país pacífico, democrático y sin fuerzas armadas, que eran poco conocidos, se divulgaron ampliamente.

5.4 Impacto en las inversiones turísticas

El clima de confianza y optimismo generado impulsó a los potenciales inversionistas nacionales y extranjeros a invertir en nuevos proyectos turísticos. Asimismo, los bancos que, debido a su mala experiencia en los años anteriores habían suspendido los créditos para hoteles, volvieron a abrir sus carteras. Una tesis de graduación del año 1990 realizada por el destacado profesional don José Antonio Li Pinar en la Universidad Internacional de las Américas, recogió esta reapertura del mercado financiero hacia el turismo, con las siguientes citas de cifras obtenidas del Banco Central:

“Puede notarse del cuadro anterior que el financiamiento a través de bancos costarricenses ha venido en aumento, pues en 1987 el total de dinero colocado fue de 112.109 millones de colones y para 1988-1989 se asignaron 260.627 millones de colones y 488.149 millones de colones, respectivamente. Las diferencias absolutas demuestran la importancia que se le ha venido dando a este sector…”.

En cuanto a las inversiones extranjeras en turismo, estas también experimentaron un importante cambio. En los años anteriores, no había habido inversión extranjera propiamente tal, o al menos en los términos comúnmente aceptados para registrarlas de manera formal. Aunque había muchos empresarios turísticos y hoteleros de nacionalidad u origen extranjero, todos en el rango de pequeñas y medianas empresas turísticas, ellos se habían nacionalizado o siendo residentes se habían integrado plenamente a la sociedad costarricense.

El prestigio y la proyección del Premio Nobel y el nuevo contexto turístico empezaron a llamar la atención de inversionistas potenciales de mayor tamaño, de importantes empresarios de Europa, el Japón y los Estados Unidos. Gracias a ello y a la mediación de don Luis Casafont Flores, se logró que viniera a Costa Rica uno de los principales inversionistas inmobiliarios en el nivel internacional, el señor Kasai, quien adquirió la mayoría de las acciones de la aerolínea LACSA y aportó el capital para renovar su flota con aviones Airbus 320, por un monto de 120 millones de dólares. Igualmente, adquirió los hoteles Cariari, Corobicí y parte del Herradura, en esa época los de mayor calidad del país, cuyos propietarios anteriores habían sido fuertemente afectados por la crisis y no estaban en situación de ponerlos nuevamente en condiciones competitivas.

En paralelo, por iniciativa de la directora de ACOPROT, Marielena Zúñiga Jiménez, se le propuso, al presidente de la República, que aprovechara un viaje suyo a Europa a fin de que se reuniera en Madrid con un grupo de líderes empresarios españoles, para motivarlos a venir a Costa Rica a evaluar posibles inversiones. Don Óscar aceptó y la reunión tuvo un éxito extraordinario, a tal punto que antes de un mes llegaron los presidentes y principales propietarios de los dos grupos hoteleros más grandes de España, Barceló y Meliá. El Grupo Barceló adquirió de inmediato el Hotel San José Palacio, que llevaba 12 años paralizado en obra gris y en manos del Banco Centroamericano y poco tiempo después se inició el Proyecto de Bahía Tambor, el primer gran resort de playa de Costa Rica. Por su parte, el Grupo Meliá dio inicio a otro gran proyecto, el Meliá en Playa Conchal, de Guanacaste.

También, visitó al presidente Arias el fundador y presidente del Club Mediterranee, Gilbert Trigano, interesado en invertir en el Proyecto del Golfo de Papagayo. En esa época, Trigano era la persona más importante e influyente del mundo en el desarrollo de resorts de playa, pero no pudo concretar en Costa Rica a la velocidad que él exigía, debido al gran retraso que tenía la implementación del Plan Maestro de Papagayo. Sin embargo, su visita, que fue muy difundida en la televisión europea, provocó un gran interés, del tipo follow the leader, por parte de otros inversionistas que llegaron algunos años después. La visita de Trigano y sus generosos consejos sirvieron mucho para que nos diéramos cuenta de todo lo que faltaba por hacer en el golfo de Papagayo.

Igualmente, es importante señalar, como hito, la construcción e inauguración del Hotel Aurola Holiday Inn, en el centro de San José, por parte de don Augusto Rodríguez Lacayo y su familia.

El primer gran hotel de cadena norteamericana y el primero en construirse después de 30 años en esa zona de la capital.

Todas estas inversiones motivaron a muchos otros empresarios nacionales y extranjeros a imitar su ejemplo, generando un crecimiento y modernización de la oferta turística del país. Esta tendencia se mantiene hasta nuestros días y se refleja en la comparación de las cifras de habitaciones hoteleras disponibles, de 5000 que teníamos en 1987 a las 42000 con que contamos actualmente.

En síntesis, podemos afirmar que el Premio Nobel de la Paz otorgado al presidente Óscar Arias Sánchez, fue el factor detonante que el sector turístico estaba esperando y necesitando para iniciar un círculo virtuoso de crecimiento acelerado y sostenible, basado en pilares fuertes como lo son los valores humanos, cívicos y democráticos de su población, así como la riqueza con que la naturaleza ha sido tan pródiga con Costa Rica.

Por ello, en el año 2010, al conmemorarse el XXV aniversario de la fundación de EXPOTUR, se le otorgó al Dr. Óscar Arias Sánchez el Premio Especial del Aniversario, “como el ciudadano costarricense más influyente en el desarrollo turístico del país en esos 25 años transcurridos”.

6. Testimonio histórico

El autor de esta contribución al legado histórico del Dr. Óscar Arias tuvo el privilegio de vivir en forma muy cercana la mayoría de los hechos compilados, siendo testigo o actor en muchos casos. En el primer Gobierno del Dr. Arias Sánchez, fue asesor del ministro interventor del ICT, don Luis Diego Escalante, y luego de los presidentes ejecutivos don Mario Quirós Lara y don Manuel Gutiérrez Rojas. Además, ha tenido una vinculación estrecha con el sector turístico desde su llegada a Costa Rica en el año 1974. Por ello, para todos los efectos, su testimonio puede considerarse como fuente primaria. Asimismo, le ha parecido muy consecuente concluir este aporte incluyendo dos documentos textuales: el Discurso del presidente de la República al inaugurar EXPOTUR en el año 1987 y el que pronunció este autor en ese mismo acto en su calidad de presidente de la Asociación Costarricense de Profesionales en Turismo (ACOPROT) y del evento. Ambos documentos reflejan el ambiente que imperaba en el país y en el sector turístico en esos emocionantes meses inmediatamente posteriores al anuncio del Premio Nobel.

Anexo 1

Discurso del presidente de la República Dr. Óscar Arias Sánchez en la EXPOTUR 19876

Saludo cordialmente a todos los estimables participantes en la tercera bolsa de comercialización turística: EXPOTUR-COSTA RICA 1987. A los amigos del exterior que nos honran con su presencia, les ofrezco la paz y la hospitalidad del pueblo costarricense.

Nuestro Gobierno ha adquirido un compromiso formal con el desarrollo del turismo en nuestro país. Se efectuará una completa reestructuración sectorial e institucional de esta actividad, que permita, en un plazo breve, prepararnos para poder competir en forma más eficiente y ágil en los mercados internacionales. Esta forma de cooperación y trabajo conjunto, entre el sector público y el privado, es una de las mejores respuestas al futuro de nuestro país.

Sean, por ello, mis primeras palabras, al inaugurar este evento internacional, de felicitación y apoyo a la Asociación Costarricense de Profesionales en Turismo, que lo organiza, con el respaldo económico del Gobierno de la República, como acción concertada y sin fines de lucro; pero siempre impulsado por el entusiasmo de sus dirigentes y bajo ejemplares normas de profesionalismo. Reconozco, complacido, su alto espíritu de servicio y su patriótico deseo de colaborar en el desarrollo económico y bienestar social de nuestro pueblo.

Sin embargo, no son esas las únicas virtudes de Expotur y no estoy aquí para hablarles solamente de eso. Creo que Costa Rica tiene grandes posibilidades para transformarse en un destino turístico importante. El hombre de hoy busca cada día más la paz, la naturaleza, el regreso a la vida sana, al deporte, la actividad que enriquece la mente y el cuerpo.

Costa Rica tiene en ese campo su mejor potencial y, en este sentido, creo que es una ventaja el no haber tenido un desarrollo turístico tan acelerado como el de otras naciones. Gracias a esta circunstancia, podemos brindar ahora condiciones y ventajas que otros países, aunque quieran, ya no pueden ofrecer en su oferta turística.

En este atribulado universo, el hombre ha logrado, por medio de su inteligencia, los más portentosos avances científicos y tecnológicos. Estos podrían garantizar la felicidad y bienestar de todos los habitantes del planeta; pero hemos visto, con angustia y tristeza, que la ciencia y la tecnología se consagran al homicidio. Y, además, nos acercan a la hecatombe nuclear.

Como costarricense que soy, heredero de una fuerte tradición pacífica, respetuosa de los derechos del hombre y de la libertad, creo firmemente en el diálogo, en la democracia y la continua revisión de nuestra realidad.

El diálogo, basado en el espíritu crítico y en la educación, en el pluralismo de ideas y en la libertad de expresarlas, es el mejor medio para solucionar los problemas que dividen a la humanidad. Todos estos valores forman parte de la esencia de nuestra centenaria democracia.

Costa Rica abolió la pena de muerte desde hace más de un siglo, suprimió el ejército hace cuarenta años, decretó la educación primaria obligatoria y gratuita en 1859 e invierte la mayor parte de los fondos públicos en educación y salud.

También, hemos sobresalido en el plano internacional por nuestro efectivo esfuerzo en defensa de la conservación de los recursos naturales. Proporcionalmente, Costa Rica es el país que tiene la mayor cantidad de tierra, rica en flora y fauna, protegida por un Sistema de Parques Nacionales.

Y como parte de esos valores citados, creo firmemente en el aporte del turismo al proceso de pacificación universal. El turismo permite que las naciones se conozcan e intercambien sus valores culturales. Se genera así la hermandad de nuestros pueblos y el anhelo de respetar la personalidad histórica de cada país. Turismo significa, en verdad, coexistencia pacífica fraterna de la vida y eficaz contribución al desarrollo de la cultura universal.

Como presidente de Costa Rica quiero que los amigos del exterior aprecien las virtudes de nuestro pueblo y las bellezas naturales de nuestra Patria; que confirmen cómo la paz y la libertad, por una parte, y el espíritu de superación de nuestro pueblo, por otra, le aseguran a Costa Rica un desarrollo infinito. Esta tierra, favorece el entendimiento entre los hombres y la extensión del sentido igualitario. Sede de la paz, santuario del diálogo, baluarte de los valores democráticos, Costa Rica desea dar y que le den efectiva igualdad de oportunidades, convencida de que éste es el único camino que conduce al bien de la humanidad y a la perfección del mundo. Muchas gracias.

Anexo 2

Discurso del presidente de la Asociación Costarricense de Profesionales en Turismo (ACOPROT), Carlos Lizama Hernández, al inaugurarse la EXPOTUR 19877

En nombre de la Asociación de Profesionales en Turismo y del Comité Organizador de Expotur-Costa Rica 1987, les doy la más cordial bienvenida y les agradezco que hayan aceptado la invitación que les formulamos.

Concurren a esta tercera Expotur en calidad de negociadores y oferentes del producto turístico costarricense un total de 48 empresas y en calidad de expositores 17 empresas.

Por otra parte, han llegado en calidad de negociadores demandantes, o buyers, un total de 96 empresas extranjeras con un total de 148 delegados, de los cuales un 80 % tienen el status de mayoristas.

Durante estos tres días se efectuará un intenso programa orientado a familiarizar a los buyers con el producto turístico de nuestro país mediante un seminario a cargo de distinguidas personalidades de las actividades económicas, culturales, científicas y turísticas de Costa Rica y a la vez, una bolsa de negociación en la que se ampliará y hará más efectiva la presencia de los paquetes turísticos costarricenses en los canales de comercialización del exterior.

Celebramos esta Expotur en un momento de inmenso júbilo para todos los costarricenses y latinoamericanos.

El más importante y prestigioso premio que se otorga en el mundo ha recaído hace pocos días en Costa Rica, en la persona del más distinguido y representativo de sus ciudadanos, el presidente de la República, el Dr. Óscar Arias Sánchez, que hoy nos honra con su presencia, Premio Nobel de la Paz del año 1987.

Para que este Premio se otorgara, se tomó en cuenta el enorme esfuerzo, de inteligencia, tenacidad, creatividad y capacidad de negociación, que nuestro presidente ha puesto en lograr que la paz, que siempre ha tenido Costa Rica, pueda ser también un bien del que puedan disfrutar todos los pueblos hermanos de Centroamérica.

La emoción, el orgullo y la admiración que aún nos embarga y que tendrá su culminación el próximo mes de diciembre, cuando el premio le sea otorgado al Sr. presidente, nos compromete con su persona en el camino por usted trazado. Ninguna bandera puede ser más noble y representativa de los valores históricos y morales de Costa Rica, que la bandera de la lucha por la paz en Centroamérica y en el mundo.

Quienes trabajamos en la industria de turismo, la industria humana por excelencia, la industria que se dedica a promover el conocimiento y la amistad entre los seres humanos de todas las razas, continentes y filosofías, el tema de la paz nos motiva enormemente desde hace años.

No es por casualidad que al fundarse la Organización Mundial de Turismo, el lema que tuvo, fue la frase “Turismo, Pasaporte para la Paz”, y que dos pontífices máximos de la Iglesia católica, los papas Juan XXIII y el actual papa Juan Pablo II, hayan destacado en varios de sus documentos más importantes sobre la paz, la importancia del turismo como instrumento de conciliación y comprensión humana.

Reciba por ello, señor presidente, en mi nombre y en el de todos los profesionales y trabajadores de esta industria, el homenaje y agradecimiento que sentimos por usted y el compromiso de convertirnos en portadores de su cruzada por la paz en todas las instancias que esta actividad, por naturaleza internacional, nos pueda proporcionar.

Comprometámonos a trabajar porque la paz, la democracia, la libertad y la alegría de nuestro pueblo se proyecten internacionalmente por medio del turismo. Muchas gracias.

Este ensayo forma parte de la obra «Visión y Coraje-Reflexiones sobre el legado histórico de Oscar Arias Sánchez”. III Parte. La Paz es el Camino – Páginas 577 a 602. Editorial Jade. Costa Rica, Año 2015.

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