El 17 de diciembre del año 2008, ya tiene un lugar destacado en la historia de la industria turística costarricense: es el día en que se rompió la barrera de los dos millones de turistas llegados al país en un solo año. Pareciera fácil, pero para lograrlo se requirió un esfuerzo nacional muy importante en el que durante años el sector privado turístico y el gobierno, por medio del ICT, ahora ministerio de Turismo, han trabajado arduamente. Hace poco más de dos décadas, se requerían casi diez años acumulados para llegar a esa cifra que ahora hemos alcanzado en tan solo 11 meses y 17 días.
El sector turístico costarricense ha crecido con bases muy sanas, aunque no exento de limitaciones y problemas. Como destino está considerado entre los más competitivos del mundo; el cuarto en el continente americano y el número uno de América Latina, según el Foro Económico Mundial; ello lo corroboran las estadísticas: mientras, en el mundo, el turismo creció cuantitativamente en un 134%, entre 1987 y el año 2007, en ese mismo período, la llegada de turistas extranjeros a Costa Rica ha crecido en un 600%. La mayor parte de estos visitantes, un 62%, son personas cultas, educadas y amantes de la naturaleza, que nos visitan porque quieren apreciar directamente las bellezas de nuestros Parques Nacionales y Áreas de Conservación y, por lo tanto, tienen un promedio de estadía y gasto diario, superior al promedio que reciben los otros destinos de la región latinoamericana y caribeña.
Nuestros empresarios, profesionales y trabajadores del sector son también altamente valorados y muchos de ellos están cosechando numerosos premios nacionales e internacionales por su profesionalismo y capacidad innovadora, al extremo, de que se nos considera país modelo en materias como desarrollo turístico sustentable y ejemplo en aplicación de buenas prácticas en Responsabilidad Social Empresarial. Llama también la atención de los observadores de otras naciones el que el 90% de la oferta de servicios turísticos este constituida por pequeñas y medianas empresas, lo que le da un sello de autenticidad muy fuerte al producto que se ofrece, lo que también es reconocido en encuestas de branding internacionales.
Este panorama tan positivo, aunque nos enorgullece, no debe hacer que dejemos de tener los pies muy bien asentados en la tierra y que reconozcamos que todavía hay mucho trabajo por realizar, para mantener el posicionamiento alcanzado y para seguir progresando cuantitativa y cualitativamente. Algo que debe cuidarse mucho es que estos valores que han sido la base de lo que podríamos llamar el “modelo tico de desarrollo turístico”, se mantengan y que los nuevos y futuros inversionistas que se ubiquen en el país, lo tengan muy claro y lo respeten.
Hay que corregir factores que ponen en riesgo el desarrollo futuro: la débil legislación en materia de planificación territorial, que no solo afecta al turismo, sino también a otros sectores económicos; el mejoramiento de la infraestructura, la dotación de recursos suficientes al mantenimiento de los Parques Nacionales y Áreas de Conservación y la necesidad de una legislación turística con incentivos modernos y competitivos para estimular y canalizar adecuadamente las nuevas inversiones. Todas estas tareas son complejas y requerirán nuevamente de un esfuerzo muy fuerte y sostenido, pero la llegada del turista dos millones no solo es una gran noticia, sino que es, especialmente, un motivo de entusiasmo e inspiración para acometerlo.
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