Cuando daba clases de introducción al turismo, a inicios de los 80s, en el Colegio Universitario de Cartago y en la carrera de Turismo de la UACA, me gustaba hablarles a los alumnos acerca de personajes inspiradores, como el señor Cesar Ritz, iniciador de la hotelería de lujo en Europa, o del norteamericano James Stevens, el primero que aplicó el método de producción e ingeniería industrial en el manejo de hoteles, o del no menos famoso inglés, Thomas Cook, pionero de los Tour Operadores y Agentes de Viajes, a quien se atribuye el turismo moderno. Sin embargo, algunos años después, en 1994, la historia, de la mano del cine, nos trajo a otro personaje inspirador de esta industria de la hospitalidad: Paul Rusesabagina, gerente del Hotel de 5 Estrellas “Mille Collines” en Ruanda.
Ruanda es un pequeño país africano, que fue antigua colonia alemana hasta la II Guerra Mundial y que posteriormente quedó bajo la protección de Bélgica. En 1962 obtuvo su independencia, pero no pudo resolver los odios raciales entre sus poblaciones de diferentes etnias, exacerbadas por problemas heredados de la época colonial. Además de la extrema pobreza derivada de la caída de los precios de sus pocos productos de exportación, lo más grave fue una guerra, reconocida como genocidio tardíamente por las Naciones Unidas, que provocó la muerte de más de un millón de sus habitantes, casi todos de la etnia tutsi.
En ese contexto, Rusesabagina fue el salvador de 1.200 personas de esa etnia tutsi, a pesar de que el pertenecía a la etnia de los que estaban haciendo el genocidio, los hutus. Hay un notable parecido con el rol que tuvo en la Alemania nazi otro héroe salvador, el famoso personaje que inspiró la obra y película “La lista de Schindler” (1993), Oskar Schindler (1908-1974). La diferencia entre ambos personajes, es que el peligro personal que Rusesabagina vivió era infinitamente mayor.
Durante 100 días de terror, este hotelero utilizó toda su inteligencia, habilidad y capacidad de negociación hasta límites inimaginables, para mantener vivos y a salvo de la matanza a sus 1.200 “huéspedes”, como él llamaba a las familias tutsis refugiadas en el hotel. La película resume, en un poco más de hora y media, un hecho histórico muy dramático de nuestro tiempo. La película tiene una gran calidad fílmica, que fue reconocida al ser nominada a los Premios Oscar y de Cannes en varias categorías. Se puede encontrar con el nombre de “Hotel Ruanda” y la recomiendo a los profesores y alumnos de las carreras de Hotelería y Turismo, porque muestra de un modo ejemplar, valores como la solidaridad y la valentía de un hombre solo ante la adversidad más cruel. Igualmente, muestra el mayor valor que debe tener un profesional en turismo: la hospitalidad.
Expresidente de la Asociación de Profesionales en Turismo de Costa Rica (ACOPROT).
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