Hace pocos días, mi hijo encontró en un baúl de recuerdos, un folder en el que habían cartas recibidas de la familia en Chile, muy bien archivadas por mi querida esposa Marie Jeanne Oliger Salvatierra, de nuestros primeros años en Costa Rica. Leyendo una de ellas, pudimos darnos cuenta de que este mes de marzo de este año 2024 celebramos dos eventos muy especiales para nuestra familia: El primer año de mi nueva nieta Marina Pilar Lizama dos Santos y los 50 años de nuestra familia residiendo en Costa Rica.
Fue justamente el pasado 24 de marzo de 2024 que se cumplieron 50 años de nuestra llegada a Costa Rica junto con mi esposa. Aquel viaje fue una aventura porque salíamos de Chile urgidos por las circunstancias políticas que vivía el país, después del golpe militar ocurrido en el mes de setiembre del año anterior.
Antes de viajar, yo había querido tomar contacto con algunos amigos de países latinoamericanos que podían servirnos de apoyo y contacto para posibles negociaciones futuras. Nuestro viaje empezó en un vuelo de Iberia, un 18 de marzo de 1974, con destino a Lima donde nos recibieron mi amigo Peter Cannock, destacado diplomático, quien era a la vez, secretario ejecutivo de la Comisión Americana de la Unión Internacional de Organismos Oficiales de Turismo, actual OMT, junto con su esposa Maki Miro Quesada, distinguida periodista y escritora peruana.
Dos días después, continuamos nuestro viaje con Iberia hacia Colombia, donde la Corporación de Turismo de ese país nos recibió con tratamiento de invitados oficiales, a pesar de que yo no tenía ya ningún cargo público. Incluso, la Universidad Externado de Colombia, cuyo decano Raúl Jaramillo Pannesso había creado recientemente la Facultad de Hotelería, me invitó a dictar una conferencia magistral.
Luego de estar en Colombia, viajamos de Bogotá a Panamá donde nos esperaba el director de Turismo de ese país, José Rogelio Arias, quién nos brindó igualmente, un tratamiento como invitados oficiales, lo que reflejaba el gran cariño hacia mi persona y el gran respeto hacia el gobierno depuesto del doctor Salvador Allende, en Chile. Tras dos días de estar en la ciudad de Panamá, fue justamente el día 24 de marzo de 1974 que abordamos un vuelo de las Líneas Aéreas Costarricenses S.A. – LACSA – al que sería nuestro destino final: Costa Rica.
Nuestro conocimiento del país todavía era poco, pero habíamos recibido información de amigos muy positiva en la que destacaban su extrema belleza natural, su democracia ejemplar y, sobre todo, su pacifismo, al haber tomado la sabia decisión de suprimir sus fuerzas armadas varias décadas atrás.
Nuestra llegada fue al anochecer y donde nos esperaba un carro oficial del Instituto Costarricense de Turismo – ICT – enviado por su gerente general, que nos llevó hacia el Hotel Royal Dutch, que nos había sido reservado por la institución. El chofer, que era un destacado funcionario, encargado de la sección de agencias de viajes, nos informó que debíamos hacer un cheking rápido, porque nos estaban esperando en un coctel en el diario La Nación, de tal modo, que nos registramos rápidamente y salimos de inmediato hacia la sede del periódico, donde nos recibieron, el gerente del ICT, Carlos Manuel Guardia, el presidente de la Junta Directiva, Humberto Pacheco Coto, y el destacado artista y pintor costarricense, Francisco Amighetti, bajo el patrocinio del instituto y el medio de comunicación.
Después del vernissage, fuimos invitados a celebrar el evento en la casa del artista, quien nos regaló un cuadro de su autoría. Un dato curioso fue que ese mismo día de nuestra llegada a San José, el gerente nocturno del hotel Royal Dutch me reconoció de inmediato, porque era un ciudadano chileno que había emigrado de Chile junto con su esposa, y que cuando yo era director de Turismo de Chile, él era gerente del hotel Antumalal en Pucón.
Después de nuestra primera noche en el hotel, este gerente, don Tito Pollack, nos ofreció a vivir en su casa durante nuestro primer mes en Costa Rica, mientras encontrábamos una residencia permanente. En esos días fue que concebimos a nuestro primer hijo. Ese fue el epílogo de nuestro viaje y llegada a este maravilloso país que se terminó convirtiendo en nuestra segunda patria y más que eso, en nuestro hogar y la patria de mis hijos todos nacidos en Costa Rica.
Teresa Bejarano
Doy gracias a Dios que los puso a ustedes en nuestro país. Siempre estaré agradecida por sus enseñanzas y por la pasión con la que hicieron tanto por el turismo de Costa Rica. Bendiciones a toda la familia
Carlos Lizama Hernández
Muchas gracias por tu nuevo mensaje que refleja tan afectuoso cariño por nosotros.
Sandra Orfila A.
Gracias familia Lizama Oliger por escoger nuestro país y formar tan lindo hogar. De mi parte fue un gran honor conocerlos y esta amistad que continúa hasta el día de hoy. Grandes recuerdos de viajes, risas, fiestas y gran amistad con Marie Jeanne; ahora gozando de la Paz Eterna.
Gracias Carlos por tu amistad en Cariari, Lacsa y por celebraciones de tus cumpleaños y tus maravillosos hijos.
Tu amiga que mucho les aprecia.
Sandra Orfila.
Carlos Lizama Hernández
Querida amiga tu fuiste una de las mejores amigas de nuestra familia y de mi esposa Marie Jeanne desde nuestros primeros años en Costa Rica.
Ricardo Castro
Querido Carlos:
Un hermoso relato de viaje para llegar al hogar. Siempre sencillo en tus apreciaciones, pero traías riquezas para Costa Rica. El conocimiento y la experiencia que venía con vos no era cualquier cosa.
Además, tenías al lado a Marie Jeanne. La mujer que te hizo sentir la vida. Con ella, estabas acompañado y preparado para conquistar el mundo.
Ha sido un hermoso viaje de 50 años. Marie Jeanne vive en el corazón de familia. Nunca se irá. Juntos germinaron una maravillosa familia tica de raíz chilena.
Esperemos que sigan apareciendo viejos papeles. Son un tesoro. Lo mejor es que, nos permitirán leer nuevas historias.
Abrazo fraterno,
Del hermano y del amigo.
Carlos Lizama Hernández
Querido Ricardo:
Tu homenaje a mi esposa Marie Jeanne me emociona hasta lo más profundo y reafirma mi aprecio hacia ti de tantos años.
Aimara Babbar Rivas
Un grande abrazo 🤗
Que historia más linda e interesante!
Gracias por compartir, exelente idea, para mantener viva la historia!
Muchos cariños!
Aimara BR
Carlos Lizama Hernández
Querida Aimara,
Gracias por tu recuerdo y homenaje que me compromete mucho contigo. Te deseo por mi parte una vida muy feliz y llena de satisfacciones espirituales y materiales.
Omar
Salut! Que bien artículo , aprovecho para enviarles un calurosos saludo franco y solidario. Hay personas que marcan nuestras vidas y ese es el caso de todos en tu noble… («La verdadera nobleza es la del espíritu» – Emilia) Familia. Blessings! Al Hamdullillah!
Carlos Lizama Hernández
Gracias querido Omar por tu sinceras y cariñosas palabras.
Mario Quiros
¡ Que gusto leer ese relato. !
Les conocí por medio de labores en ICT a las que fui invitado. Desde esos años, no los iniciales en Costa Rica, valoré el conocimiento tuyo Carlos y el de Marie Jeanne. La honestidad a toda prueba de ambos, amistad leal de esa que dice lo que hay que decir pero que se sabe siempre viva y generosa.
Un regalo de Dios para Costa Rica, para todo el sector de turismo y para amigos, fue esa salida urgente de Chile. Todo lo que duele, tiene o desarrolla un buen fruto también. Y ¡ qué buen fruto !
Una bella familia en Chile de ambos y también la nacida en Costa Rica.
El carácter audaz pero respetuoso, equilibrado imprimió todas las iniciativas muchas, en ICT, EXPOTUR y LACSA.
La cultura extraordinaria y refrescante, compartida con unos vinitos chilenos y unos bocadillos en visitas por cualquier motivo y festejos más extensos como cumpleaños no han dejado nunca de ser entrañables.
La inolvidable MarieJeanne agregaba también su inteligencia, simpatia y cariño a esas reuniones fueran sociales o de trabajo.
Los renglones se acaban sin dar cabida a todo lo que guarda el corazón. ♥️ saludos,
Carlos Lizama Hernández
Querido Mario,
Tus palabras llenas de cariño sincero y recuerdos sobre mi esposa me llenan de emoción y agradecimiento. Tus recuerdos históricos sobre nuestro trabajo juntos en el ICT y en LACSA fueron una parte muy importante de mi vida profesional y llena de satisfacciones tanto materiales como espirituales.
Entonces aprendía a conocerte como un ser humano superior, inteligente hasta niveles extremadamente altos y sobretodo dotado de una personalidad recia y una honestidad ejemplar para los hombres públicos de Costa Rica.
Para mi también fue un gran honor trabajar codo a codo contigo.