Desde hace muchos siglos los padres y madres les han recomendado a sus hijos apartarse de las malas juntas y buscar las buenas. Se trata de un consejo milenario que lo encontramos, con algunas diferencias de redacción, en textos tan antiguos como la Biblia y otros libros clásicos, religiosos o de filosofía moral aplicables a la vida familiar, la política o los negocios.
Las “juntas” en un sentido amplio y actual son reuniones esporádicas o institucionalizadas con las que se busca sumar inteligencias, conocimientos, experiencias, intereses, visiones profesionales o sectoriales para enriquecer y hacer más sabias las decisiones.